Colombia 2010, Locombia continúa…

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2010 ha sido un año de gran importancia en el desarrollo histórico de nuestro país, y no porque marque un momento de ruptura ni nada parecido, como lo han querido argumentar algunos fieles sirvientes del proyecto político dominante, que tienen el descaro de hablarnos de mejoras, cambios profundos y de perspectivas muy positivas de futuro. Nuestro análisis se aleja de esta perspectiva a partir de la observación de algunos hechos que han tenido lugar durante este año.
En estos 11 meses hemos escuchado constantemente las estruendosas pero aún supuestamente desconocidas actuaciones del servicio de inteligencia “nacional”, el DAS; toda voz disidente fue chuzada, y la palabra terrorista siguió usándose para estigmatizar y criminalizar a quienes continúan tratando de cuestionar el poder absoluto del Estado.
El discurso guerrerista ha continuado como parte del proyecto dominante y hegemónico de las élites. Nuevamente las prácticas desmedidas aplicadas desde los años 60 con las políticas de Seguridad Nacional (impuestas desde el norte), se evidencian en el desarrollo de la hipócritamente llamada Seguridad Democrática. Tienen los ánimos inflados debido a los últimos golpes dados a la insurgencia; no obstante, estos no son los golpes finales al conflicto social y armado (que tienen unas raíces muy profundas). El dinero público sigue derrochándose de una manera absurda en una guerra que lejos de fomentar una solución al conflicto lo profundiza. Muestra de ello es la seguridad urbana que nuevamente se pone en debate, ya que el rearme y el desarrollo de acciones y confrontaciones violentas en las ciudades se recrudecen.


Se supone que fue denegado el Acuerdo de Cooperación Militar entre Colombia y Estados Unidos, la Corte resolvió que este no tenía lugar. Lo absurdo es que eso es lo de menos, ya que ese acuerdo buscaba profundizar, y no crear, una relación ya existente. El objetivo era tener mayor uso y maniobra de bases militares colombianas (¿?), así como tener más efectivos estadounidenses en nuestro territorio. Es decir, el acuerdo ya está vigente, y querían ampliarlo desmembrando más nuestra soberanía.
También asistimos a un nuevo año de elecciones, las absurdas y falsas promesas no se hicieron esperar, y los discursos tradicionales y politiqueros se intensificaron. Se acabó la dictadura de Alvaraco, pero comenzó la de Santos, hijo de la política tradicional y aristocrática de los ricos de siempre. Se habla de cambios, pero lo que se ve es que hay una consolidación de los poderes; en el congreso los uribistas primaron en clara mayoría con sus mafiosos, corruptos y clientelistas partidos, entre la U, los conservadores y el PIN (Partido de Integración Nacional, y “dignos” representantes de la mafia), pueden hacer lo que sea en el congreso. Más peligroso aún la “elección del Santo” y la puesta en marcha de su proyecto de “Unidad Nacional”, en el cual solo caben los ricos, que buscan consolidar su hegemonía con los aparatos mediáticos y de manipulación masiva. La unidad entonces, pero la unidad del que se suma, del que acepta y se incluye, la unidad de los intereses de las clases altas del país. Esa misma unidad es la que legitima los gobiernos de Uribe para darles continuidad aunque en el discurso dicen no ser lo mismo. Uno de familia tradicional, otro más bien aparecido y no de las clásicas familias dominantes colombianas. Como dijo alguien hace poco: se fue el mayordomo y llegó el patrón a organizar la finca.


Bajo esta insulsa unidad andan tratando de enmascarar sus actuales proyectos y tienen el descaro de hablar de reparación de víctimas y restitución de tierras, luego de que ellos mismos han sido los encargados de generar las víctimas conjunto a los paramilitares, y han usurpado la tierra. Entonces, ¿a quién van a restituir las tierras?, si solo en los últimos 3 meses ya van alrededor de 30 líderes campesinos (reclamantes de tierras) asesinados. ¿Cuál ley para la reparación de víctimas? Si en sólo los últimos tres meses van más de 20 defensores de derechos humanos muertos y una docena de docentes amenazados. Esas mentiras no se las creen ni ellos, y así como dicen: “Retroceder no es una opción”, a no ser que dicho “retroceso” les sirva estratégicamente para la consolidación de su poder.
Es tal la consolidación de este proyecto que por fin lograron quitarse la espinita que tenían en la planta del pie. Lograron destituir a Piedad (que teniendo un gran número de insuficiencias ha confrontado los poderes dominantes con vehemencia), como respuesta ante la innumerable destitución de parapolíticos, y lo peor es que la destituyen por medios fraudulentos y bajo indicios, pero no confirmaciones de los supuestos nexos-alianzas con la insurgencia.
Pues bueno, este fue/es el 2010, bastante convulso y aún no termina, hace unas semanas fue aprobado el Presupuesto Nacional y nada raro, la constante no cambia, la inversión y gastos en materia de seguridad social es insuficiente. La materialización de nuestros supuestos derechos sigue estando en el papel y totalmente alejados de la realidad, y nadie dice nada, en las calles son pocos los gritos que se escuchan, pero en las mentes son miles las quejas que nos inundan.
Colombia sigue sumergida en una profunda lejanía, mientras Locombia continúa con paso firme, corazón abierto y desgarrado, y hoy dizque más unida que nunca.