Medellín, ¿La ciudad de la eterna balacera?

(Click en el titulo para descargar)

Para nadie es un secreto que durante el año 2010 la ciudad de Medellín se ve azotada por una gran ola de violencia, las guerras territoriales entre pandillas pusieron en jaque nuevamente a las autoridades militares y policiales, pero sobre todo atacaron nuevamente a los habitantes de una ciudad a la que la sangre y el dolor ya no le son ajenos.  Lo cuestionable aquí es la explicación que se da a estos hechos: narcotráfico, rompimiento de pactos, descabezamiento de organizaciones paramilitares. Aunque no se niega el que estas situaciones hagan parte de la coyuntura de este conflicto, lo que no permite su resolución es que la formula hambre + desempleo + falta de oportunidades = violencia,  es una constante que no tiende a desaparecer.
Para encontrar alternativas, hay que tener en cuenta que el espectro de problemas es mucho más amplio de lo que los medios de (in)comunicación masiva muestran.
Tomando ejemplos claros, en los últimos años las administraciones municipales han realizado intervenciones en el barrio Moravia, que han incluido la construcción del centro cultural, capacitación laboral para algunos habitantes y, como plan más ambicioso, la reubicación de cientos de familias asentadas ilegalmente en el lugar conocido como “El morro”, las cuales fueron trasladadas al barrio “La Aurora”, actual foco de violencia de la ciudad. ¿Cómo explicar este fenómeno? Fácil, como diría uno de los “beneficiarios” del reasentamiento: “en rancho o en apartamento el hambre se siente igual”.


Con lo anterior se pone en evidencia como los “planes maestros” de los gobernantes, no subsanan la crisis, no contribuyen en mayor medida a la inclusión real de las personas a la sociedad; Esto pone en discusión otra pregunta ¿Y la plata? ¿El presupuesto de la ciudad, a que va? Otra vez la respuesta es simple: como habitantes de la ciudad tuvimos que habernos dado cuenta de la gran celebración que se realizó el pasado 19 de Julio con motivo de nuestra in-dependencia, esta vez no nos basto con bombos y platillos, esta vez, como la fecha lo ameritaba, incluimos pólvora, y como buenos colombianos, a la hora de festejar, nos gastamos la prima, hipotecamos el carro, nos quedamos sin mercado, pero tuvimos circo…
¿Y después de eso qué? después (más bien, antes de eso) estaba el metroplus, el fantástico sistema de transporte masivo que desde hace más o menos dos años nos tiene con pensamiento de hincha de fútbol: “este año si” y para el que cada año de espera supone miles de millones de pesos más, invertidos (¿?) en este “revolucionario sistema” y no en necesidades inmediatas de la población como salud, educación, vivienda digna entre muchas otras conocidas por todos.


Este año Medellín también estuvo llena de grandes eventos: el congreso iberoamericano de cultura y los IX juegos suramericanos nos reconfirmaron como una ciudad de eventos, una ciudad anfitriona, una ciudad amable con sus visitantes, una ciudad en venta, la ciudad del capital. Y es que si bien este tipo de espacios permiten el acercamiento de los medellinenses a otras culturas, a otras formas de entender el mundo y se constituyen como una forma de ver a la ciudad no solamente como foco de violencia, todo esto va mas encaminado a… …que al verdadero bienestar de sus habitantes, convirtiendo entonces a la ciudad en un lugar en el que pasan las fiestas, los eventos, los negocios, el capital, la riqueza, las multinacionales…todo pasa, y acá, seguimos exactamente igual.