Ha
comenzado el segundo semestre y hay un ambiente de incertidumbre sobre lo que
pueda suceder en el país. Estamos ante un escenario de gran movilización social
y popular, las negociaciones entre las FARC-EP y el Gobierno continúan, así
como se avizoran posibilidades de diálogo con el ELN, y comienza a proyectarse
el escenario electoral en el 2014.
Todos
estos elementos marcan profundamente la coyuntura y delinean el momento
político. Son variados los ejercicios de Paro que se vienen adelantando, todos
ellos agenciados por sectores populares y sustentados en reivindicaciones y
exigencias muy puntuales de cada sector y otras con un mayor alcance político.
Es
en este período que la MANE tendrá que demostrar si continúa siendo un actor
político de relevancia en el país y si definitivamente se lanza al ruedo en la
conquista de una nueva educación. El escenario es más que propicio y de una u
otra forma ya se ha difundido en la opinión pública el que este semestre los
estudiantes volverán a las calles, a la movilización, para reclamar un cambio
que han venido construyendo.
A
continuación desarrollaré algunos elementos que creo son indispensables tener
en cuenta e imprescindibles desarrollar por parte de la MANE, parte de estos
puntos han sido abordados en algunos momentos pero sin darle un gran
desarrollo, además que aún no hay consensos frente ciertos elementos de
carácter táctico y estratégico al interior del proceso:
a) Tomar la iniciativa en la
movilización social: Ha sido recurrente en la historia colombiana el hecho de que el
movimiento estudiantil ha supeditado su autonomía en la acción movilizadora de
acuerdo a las acciones que toman directivas universitarias, ministerio de
educación y gobierno nacional. Uno de los principales retos de la MANE y del
movimiento estudiantil en su conjunto es asumir la iniciativa política en la
movilización social, levantando las banderas que han recogido al grueso de la
comunidad educativa y que son elementos estructurales, tales como gratuidad,
calidad, bienestar, autonomía, etc. La movilización debe estar cargada de
creatividad y sorpresa, y debe permitir llegar a nuevos sectores así como
reavivar el ambiente de lucha en las instituciones de educación superior.
b) Reposicionar la MANE ante el
estudiantado y avanzar en la articulación popular: Es evidente que luego de 2
años de haberse tumbado el proyecto de reforma gubernamental y habiéndose
dedicado este último tiempo a desarrollar escenarios de debate en la
construcción de la propuesta de educación superior, la MANE no es actualmente
el referente que fue en 2011, es por ello que se requieren estrategias que
permitan reposicionar este proceso como el escenario que puede articular la
lucha del estudiantado por una nueva educación, recobrando credibilidad en las
calles y con propuesta.
La movilización debe anticiparse a un
escenario de disputa de una nueva educación, debe generar un ambiente propicio
para confrontar al gobierno nacional, y en esa medida es vital que el
movimiento no entienda la lucha por una nueva educación como algo ajeno a las
demás reivindicaciones y aspiraciones del movimiento social y popular
colombiano, por el contrario debe ver en esta explosión de luchas un contexto
que fortalezca y potencie la construcción de un movimiento por la educación
para construir un país en soberanía, democracia y paz. La articulación con los
demás sectores y la proyección de acciones conjuntas mediante la participación
en espacios como la Coordinación de Movimientos y Organizaciones Sociales y
Políticas de Colombia debe ser una apuesta en el corto y mediano plazo.
c) Legitimar y poner en
discusión en la opinión pública la propuesta de ley alternativa: Con el grueso de la
propuesta de nueva educación superior construida, se debe pasar a un momento de
socialización de la misma, tanto al interior de las instituciones educativas,
entre trabajadores, profesores y estudiantes, pero se debe traspasar los muros
de las mismas y visibilizar la propuesta ante la población colombiana. Ganar
opinión pública favorable es fundamental para lograr apoyo y con ello mayor
presión sobre el Gobierno Nacional y el Congreso de la República. Esto requiere
de movilización, principalmente de ideas, por lo cual se deben diseñar
estrategias comunicativas efectivas, sea durante las mismas marchas, tomas
culturales, o mediante escritos, videos, cuñas radiales, etc. Hay que llegar
con la propuesta a todos los medios que sea posible, tanto alternativos como oficialistas.
Frente a esto es muy importante tener en
cuenta que será sumamente difícil que el grueso de la población conozca en
detalle la propuesta pero lo que sí se puede hacer es que todos tengan clara la
esencia, los elementos estructurales de la nueva educación superior y
radicalmente diferentes a los que hoy sustentan la educación en el modelo
neoliberal.
d)
Dudas y preguntas frente a
si es una nueva ley o una política de educación superior: Desde hace algunos meses, y
más concretamente en el VII plenario de la MANE, se ha puesto en discusión si
es pertinente pelear una nueva educación superior por medio de una ley o si es
preferible realizar una política pública de educación superior. Al parecer
resulta haber una diferencia entre ambas propuestas pero no lo es en
profundidad: el pensar en una ley significa proyectar el escenario del
congreso, sea una ley propuesta por congresistas, mediante iniciativa popular o
desde el gobierno nacional, mientras que la política pública de educación
superior puede contener varias leyes o implicar el cambios de varias, pero se
encuentra principalmente en manos del gobierno, es decir de la rama ejecutiva; no
obstante, esta también es una posibilidad para disputar la propuesta pero
indudablemente pasaría por un escenario de diálogo, concertación o negociación
con el gobierno.
Lo que sí es claro es que por el momento
desde la MANE se ha avanzado en la construcción de ley, y este producto no
puede desestimarse ni desaprovecharse, por lo tanto esta herramienta debe ser
usada, y de decidirse avanzar en la construcción de política pública de
educación superior ya se contará con un importante acumulado, al cual habrá que
sumar muchos más elementos y ser concertada, a la espera de que el gobierno
nacional cumpla.
e) Persistir en la posibilidad
de generar la coyuntura y el Paro Nacional: Esto debe ser prioritario, generar la
coyuntura, solo con ello el movimiento estudiantil estaría avanzando políticamente
más allá de lo que ha logrado en las últimas dos décadas. Pero para esto hay
que tener claros los objetivos para el momento, si es la apuesta por una ley,
una política o una serie de reivindicaciones y exigencias que puedan
disputarse, la valoración tendrá que hacerse con cálculo pero principalmente
con realismo y sensatez. De igual forma, esta decisión no puede tomarse sin la
participación del grueso del estudiantado reunido en las asambleas de las
instituciones educativas.
Lo que no puede perderse es la posibilidad de
retomar la lucha y comenzar con iniciativa este nuevo período, ya que de lo
contrario, tal como lo ha expresado el gobierno nacional, para el próximo año
estaría presentando una propuesta de política pública de educación superior y
ello conllevaría muy posiblemente un escenario en el que el movimiento
estudiantil y la MANE saldrían a responder, es decir, nuevamente a reaccionar
ante el adversario.
Hoy más que nunca la posibilidad de agenciar
un Paro Nacional de la Educación Superior puede ser una gran contribución a la
lucha por los cambios sociales en el país, además de poner otro tema en el
debate nacional, la Educación del Pueblo, y ejercer el apoyo y solidaridad con
los demás sectores que se encuentran movilizados. Es por ello que si el momento
es favorable debemos aprestarnos a la acción política y a la disputa para parar
la educación neoliberal, romper los grilles que cierran la posibilidad de que
los colombianos nos eduquemos libremente y de nuevo abrir las puertas a la
posibilidad de conquistar una educación pública que aporte a las
transformaciones sociales que nuestro país necesita.